miércoles, 1 de diciembre de 2010

REFLEXIONES CONTRA LA CRISIS

La asamblea ciudadana contra la crisis se constituye para que los ciudadanos puedan participar de una manera eficiente, consciente y libre en la lucha contra la crisis económica; causada por el gran capital, especulativo y financiero, a nivel mundial, y en un contexto político de reducción de derechos y libertades así como de permisividad sin límites para los grandes millonarios.

El crack de 2007, iniciado en la bolsa de Nueva York, -¡como no!- y que ha afectado a las economías de todos los países, probablemente marca el comienzo de la descomposición del sistema capitalista y a medio o largo plazo de la civilización actual, tal y como la hemos conocido.
Lejos de cambiar esta situación, de dominio casi absoluto del gran capital sobre la economía y también sobre la sociedad, que tiene que adaptarse a los intereses de los multimillonarios, los estados, los gobiernos y sus leyes protegen a los causantes de esta crisis, robando el dinero de los contribuyentes para sanear sus bancos, sus negocios especulativos; y vuelven a robar a los trabajadores, a través de reformas laborales, despidos masivos, recorte de sueldos y de pensiones con el objetivo de garantizar el pago de las inmensas deudas contraídas por estas empresas sin escrúpulos.
A otro nivel, en cuanto a las organizaciones políticas y sindicales, supuestas defensoras de la clase trabajadora y de la sociedad, no hay respuestas contundentes y realistas a la actual situación. Presas como están de sus viejos dogmas de fé, de sus inercias burocráticas e incluso autoritarias, no son el referente de los ciudadanos para combatir la crisis económica y sus efectos.
Tampoco son muy hábiles a la hora de plantearse los nuevos retos de la humanidad, en cuanto a plantear un nuevo modelo económico que proteja el ecosistema en el que vivimos, no basado en el crecimiento continuado, sino en una economía al servicio de todos los seres humanos, racional y sostenible. No es el consumo razonable que sirve para tener una vida digna el que se promueve, sino ese consumo delirante y cancerígeno, que es condición imprescindible para el desarrollo del modelo capitalista neo-liberal, que solo sirve a unos pocos multimillonarios.
Por otra parte, la crisis ha atizado con mayor fuerza a los países, que como España, Grecia, Portugal e Irlanda tienen grandes deficiencias en su estructura económica y su tejido productivo. En particular el estado español depende en exceso de las actividades improductivas como la banca y el turismo, actividades volátiles como la construcción, además de una amplia dependencia económica y política de las principales potencias imperialistas que a través del BM, el FMI, o el G-7, diseñaron los modelos económicos de cada país.
Por todas estas razones, la Asamblea Ciudadana Contra la Crisis se constituye para exigir una serie de cambios radicales en los ámbitos económico, político y social como son: la expropiación parcial de las grandes fortunas, la ilegalización de los paraísos fiscales de los SICAV, la nacionalización de la banca y la limitación de la actividad especulativa, la persecución intransigente del fraude fiscal y la corrupción política, el recorte inmisericorde de gastos suntuosos del estado, de la monarquía y de la Iglesia Católica, la drástica reducción de sueldos inmorales tanto en el ámbito publico (políticos, jueces y burócratas) como privado (ejecutivos, pilotos, deportistas etc), la subida de impuestos a las rentas del capital…
Y proponemos estas medidas para conseguir paliar los efectos de la crisis, a todos los ciudadanos afectados. Aumento de  la pensión mínima a 1200 euros. Creación de empleos estables. Reconstrucción del tejido productivo orientado hacia una economía sostenible e independiente y solidaria con el Tercer Mundo.
Y para decirle a la gente que enriquecerse ni es glorioso, ni es ético ni es sostenible.
Porque es asqueroso, propio de ladrones, estafadores y degenerados que intoxican al pueblo y en particular a los jóvenes con su podrida ética de triunfadores y privilegiados.

                                                                                                                          Chema Marco

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